Tu alma y tu sangre; ahí estás, tú como virgen, con mirada sensual y la sangre en tus venas, como un torrente amando con la fuerza de una cascada y los cuervos te acarician y te hieren. Y ahí estás tú, desnuda en tu cama de pétalos como diosa del amor en busca de algún feligrés que honre en tu virginidad. Y ahí estás tú, al final sola con los cuervos a tu alrededor y las espinas de las rosas, esas rosas blancas, desangrando tus manos como si se alimentaran de tu sangre. Y ahí estás tú, encendida, sola, moribunda...
Mouette
22/marzo/1999