lunes, 9 de marzo de 2020

Si mañana no volviera…


Si mañana no volviera, si alguien me arrebatara la posibilidad de seguir en este viaje terrenal, en realidad a mí no me pasaría nada, estaría muerta, en otra dimensión y seguramente hubiera olvidado todo, habría trascendido, nada tendría ya importancia.  Pero desde mi hoy me aterra pensar que mis sueños serían destrozados, que todo lo que he soñado, ser, hacer, lograr, vivir ya no sería posible, que toda la preparación, todo lo estudiado, reído, amado, cantado, bailado, amado, odiado, escrito, gritado, trabajado ya no tendría propósito, se desvanecería en el tiempo, en el espacio, el todo, sería olvidado, sería energía que se trasforma y sigue adelante, dejaría de ser Yo.  Le temo al olvido, a ser olvidada.
Pero, la realidad de los que se quedan, eso sería distinto.  Porque con la muerte, los que se quedan son los que se quedan con la añoranza, la tristeza, son los que extrañan.  Si mañana no volviera, el mundo de mi mamá, de mi hermana, de mi sobrino o cualquiera que me ame o me aprecie, daría un vuelco, se convertiría en vaivén de desolación, la desesperación sería inmensa, ¿serían capaces de quemarlo todo? Probablemente.  Lo que sí es seguro es que sería una aportación al dolor del mundo.  Es muy triste pensar en estas probabilidades, es aterrador que estadísticamente es más probable que tenga algún incidente o encuentro con la muerte, por el hecho de ser mujer más que, por no cuidar mi alimentación o por manejar ebria.
 Es tremendamente doloroso saber que mi propia naturaleza me puede traicionar y puede convertirse en la principal razón de mi muerte.
Y en realidad, por lo menos de mi parte, miedo a la muerte en sí misma no tengo.  Temo a la forma en la que esta pudiera llegar, que pudiera ser muy violenta, que pudiera haber mucho sufrimiento previo y temo demasiado a las consecuencias que pudiera ocasionar a mi alrededor, a todo el odio, tristeza y dolor que se pudiera generar entre los que amo.  Temo al hecho de mi insignificancia ante la magnitud de las circunstancias. 
Pero me vuelvo valiente y salgo, me niego a desaparecer, ser invisible y no molestar, porque yo también estoy en este mundo y tengo derecho a mi propio espacio y tiempo.  Aún, así, muerta de miedo me vuelvo valiente para enfrentar lo que sea necesario, porque si me escondiera viviría una vida de muerte.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Asumes

Amar a alguien es una decisión. Cuando tú te comprometes con esa decisión, asumes a la persona como es, con sus virtudes y defectos, asumes que a esa persona no le podrás exigir más allá de sus límites. Por qué o se ama en libertad o no se ama. No existe el "medio te amo", se ama completo. Pero esto no quiere decir que perpetúes relaciones tóxicas, esto quiere decir, que puedes amar en la distancia (no necesariamente física) y que muchas veces el acto más grande de amor puede consistir en dejar ir. Puedes luchar contra el amor, pero no vencerás, porque el amor ES, ni siquiera necesita ser definido.

Mouette 
20/marzo/2019

miércoles, 13 de febrero de 2019

DIAMANTE

Soy un hermoso diamante, de esos que se dan muy de vez en cuando.  
Soy para quien sepa apreciar la belleza y la sabiduría de la vida, no cualquiera puede poseerme, porque no a cualquiera comparto mi Ser.
Pero quien sepa ver y escuchar podrá embelesarse con este tesoro, sus múltiples colores y su belleza, no cualquiera puede verme, sólo los sabios de corazón.

Mouette
junio 2018

martes, 17 de mayo de 2016

ROJO CARMESÍ


Ella está sentada a la orilla de la cama con la mirada perdida mientras fuma un cigarrillo, tomándose su tiempo, como si nada la perturbara, pero su gesto entre desdés, asco y odio no concuerda con la parsimonia con que consume si cigarro.  Su silueta exquisita se dibuja debajo de su vestido de seda negro, se puede ver el hermoso liguero de su media y unos estiletos complementan su glamoroso y sensual atuendo.

Apaga su cigarro, como si de pronto le llegara la impaciencia de los días, pero al hacerlo es tanta su brusquedad que casi tira su bolsa y se alcanza a ver la culata de un arma, la observa y apenas tocándola la vuelve a meter al bolso. Después sale, a toda prisa, de la habitación del motel.

Se dirige a su auto por varios kilómetros a través del bosque, no ve muy claro por la negrura de la noche pero aún así, no baja la velocidad;  su corazón palpita y los nervios apenas y los puede controlar.  De pronto una negra lágrima le corre por la mejilla y se pierde en sus labios carmesí y estalla en un resoplido mientras frena abruptamente casi a la orilla de un acantilado.  Su cuerpo está en el auto su mente en ese día:
- ¡No!, ¡No es posible Diana está muerta!, Cómo recuerda su menuda figura colgada de las alcayatas del tendedero, ella, que había tenido tanta vida y sueños, que habían reído tanto juntas, compartido tantos día de sol,  ¿por qué?, ¿por qué su pequeña hermanita había tomado esa decisión?
Sí, ella lo sabía:
- Lo vi fajando.-le dijo Diana un día, con la voz entre cortada.
Se refería a Luis, su novio y Emilia su mejor amiga, con la que había hecho un pacto de hermanas de sangre.

Ahora ella, logra contener el llanto y baja del auto.  Abre la cajuela el hedor le molesta ligeramente, pero no le toma mayor importancia.  Después, con gran dificultad saca un pesado tapete, descansa un poco, después haciendo un esfuerzo mayor logra sacar una gran alfombra…
Al final la luna es testigo de cómo dos cuerpos se estrellan con las profundas rocas del acantilado, después solo cae un arma que sólo acusa las huellas de Luis.

Ella apenas abriendo sus labios carmesí, mientras sostiene con ellos un cigarro que intenta prender mientras sus manos tiemblan, logra decir:
“Que en el infierno, el diablo los tenga a fuego lento”.

Después contempla largo rato aquella profundidad, comienza amanecer, termina su cigarro, se coloca sus lentes obscuros, subiéndose al auto y tranquilamente se va de la escena.

Unos días después, llega puntual como siempre a su oficina.  Toma un periódico y ve que encontraron los cuerpos, la nota dice que parece un crimen pasional ya que al parecer los muertos habían tenido sexo y después una pelea, no habría más investigación.

Ella se tumba en su sillón, mientras enciende otro cigarro y sonriendo piensa:
“Hermanita, sabes que te sigo cuidando”.


Después de un momento toma sus carpetas y se prepara para su próxima junta. Esboza una última sonrisa de gran satisfacción, mientras da una gran bocanada a su cigarro.

Mouette
Octubre '15

domingo, 17 de abril de 2016

MI NOCHE INFERNAL DE TU NIRVANA


Hoy es de esas noches que necesito velar mis demonios, de esas noches que el insomnio se apodera de mis pensamientos y me tortura hasta la médula y el alma se desgarra desde lo más profundo y se consume hasta las cenizas y renace desde lo más hondo de la desesperación.  Pero cierro los ojos y puedo sentir como tus manos me toman por la cintura, exploran mi bosque internándose en lo más profundo y tus labios besan mis montañas hasta lo alto de mi cuello, tu boca en la mía y nuestras auras haciéndose una, llegando al néctar de la esencia, acarician nuestras almas, pero abro los ojos y recuerdo que hoy tú ya resides en el Nirvana.

Mouette
Abril/2016

lunes, 5 de mayo de 2014

ENEMIGA

A veces me sorprendo frente a mi peor enemiga, a veces me sorprendo mirándome al espejo.

martes, 8 de abril de 2014

FALSA CRÓNICA DE UNA DIVA

Ella yacía sobre su chiase lounge, ataviada como era su costumbre, como la diva que era, con sus joyas y esa víbora impresionante que usaba como pulsera de “diario”, estaba imponente, con su gesto de gran señora, simulando encontrarse de maravilla, pero hacía días que la cabeza parecía que le que le repicaba como catedral en día de honrar santo. Tomó un par de pastillas que estaban sobre la mesita de junto y sin pensarlo demasiado se las metió a boca para de un zarpazo tomar un vaso con agua y tragarlas como quien ha tomado su propia vida en esas pastillas y en el éxtasis posterior al trago de agua dejó caer el vaso que saltó en mil pedazos mojando aquel exquisito tapete traído de tierras lejanas y que adornaba su churrigueresca sala que rayaba entre el glamur exuberante y el ridículo que sólo la ceguera del que no tiene fortuna y estirpe, desde la cuna, puede ser capaz.

Contempló el vaso roto y el agua desparramada y en un primer impulso casi instintivo largó su mano para recoger los pedazos, pero luego súbitamente se detuvo, cerrando el puño, como si quisiese asegurarse de no ir más allá; ¿le correspondía a ella levantar el vaso?, vaciló unos segundos y optó por tomar la campanilla dorada que estaba sobre la mesita para llamar a la servidumbre. Hacía tanto que era “La Doña” que había olvidado quién era María…

Mouette

8/abril/2014