viernes, 9 de abril de 2010

MEA CULPA

En el nombre del Padre, que todo lo ve

Del Hijo, que todo lo sacrifica y

Del Espíritu Santo, que todo lo puede

Mea culpa

Acúsome ante ti de ser quien soy por todas partes y no querer ser eso en todas partes. De odiar mis manos pequeñas mientras añoro unas manos largas como de pianista, de desear en todo momento un cuello largo y ocultar la cortedad del mío. De sentirme normalmente ridícula y normalmente fuera de lugar, cuando siempre quisiera verme como la más cool de todas y no la looser.

Acúsome de pretender ser una oveja blanca con modales de cabra cuando soy tan oveja mestiza, tan coatlicue, como todo lo que me rodea, sintiéndome la divina garza por comprar unos lentes solares baratos en Samborn’s y todavía después de todo “pelear” mis puntos de mi “monedero electrónico” para luego poderme comprar unos cacahuates y además estar patéticamente orgullosa de ello.

Acúsome de ser una total y absoluta looser en las cosas del amor, donde si no se me muere el prospecto, de todos modos termino alejándolo como si esa fuera mi más grande cualidad, a veces pienso que la muerte fue sólo el pretexto para engañarme que no lo alejé antes. Es esa inmensa coraza tan útil a veces y tan pesada otras tantas.

Acúsome de ser todo lo que nunca soñé, de equivocar el camino tantas veces, te ser tan cobarde y paralizarme en cada momento por ese temor infinito a todo aquello que no conozco. Como que estaría muy bien que la vida tuviera un ensayo general antes de vivirla y así no cometer tantas estupideces, que todo el numerito salga perfecto para escuchar un prolongado y estruendoso aplauso. Tal vez por eso los artistas necesitan tanto del aplauso, para saber que van bien, que todo el ensayo valió la pena; pero la vida, la vida no tiene ensayos y me queda claro que tampoco repeticiones, es decir, segundas oportunidades y si llegara a existir alguna segunda oportunidad esta sería diferente a la primera, o sea, no igual, concluyo:  no hay segundas oportunidades, punto.

No puedo creer que sea tan estúpida, que tenga tanto miedo y que no sea capaz de concretar ninguna relación… debe haber algo mal en mí. A veces siguiendo mis libros de autoayuda me intento convencer que no es que dé ni mucho, ni poco, que es sólo que no he encontrado a aquel que no le parezca ni excesivo ni raquítico lo que ofrezco, a lo mejor quiero tanto la perfección que no acepto las cosas que los demás me ofrecen porque no es lo que yo espero. Y a estas alturas resulta ya patético estrellarse una y otra vez como el mosquito que sabe que si se acerca a luz va a morir y aún así lo hace.

Y estoy ante ti, ahora te desconozco, me parece que no llevo tres décadas a tu lado, me parece que estoy ante una completa desconocida, mi cara me parece extraña y ese cuerpo, que nada tiene que ver con mi alter ego, no tiene nada que ver a como lo visualizo en sueños es más bien un deseo y añoranza de lo que pudo ser y no fue, tal vez por mi responsabilidad, tal vez por el propio destino, tal vez por lo genes que me heredaron, pero así estoy.

Acúsome de no amarme, de no desear ser lo que soy y desear ser todo lo que no soy, acúsome de odiarme hasta no quererme ver nunca más y ahora aquí parada ante ti, mi reflejo, te digo que en verdad ahora toco el fondo de la desesperación, el desamor, la angustia y el dolor para darme un gran abrazo y decirme que todo está bien y que si no es todo lo que mi ideal alguna vez soñó es lo que tengo y que ahora entiendo que sólo tengo que amarlo… en realidad es tan fácil y como lo amo se lo digo todo el tiempo y como lo amo, lo cuido y no lo agredo. Ahora puedo verme al espejo y saber que soy la que soy; que mi esencia es magnífica y perfecta, sólo como la creación pudo concebirla, ahora puedo decir:  “espejo mío te amo y veo tu esencia y sé que el estuche… que el estuche es sólo eso”.

Acúsome de abrazarte, como quien se aferra a un clavo ardiendo, pero es que simplemente si no me aferro de esta manera me caería en un abismo infinito. Acúsome que aferrarme por la desesperación de ser. Acúsome de amarte porque no tengo opción, porque así debe ser. Acúsome de amarte tanto que hasta te odio con la misma intensidad. Acúsome de tener este sentimiento y de la necesidad de tenerlo, porque si no, si no lo tengo simplemente me desvanezco en el tiempo…

Mouette

Abril 2010

(redacción y lenguaje inspirados en el “Diablo Guardián” de Xavier Velasco)